FRACTURA DE ESCAFOIDES CARPIANO

El escafoides carpiano es el hueso más frecuentemente fracturado de la mano. Es un hueso que actúa como conexión entre la las dos filas de huesos del carpo y ayuda en la transmisión de carga desde el antebrazo hasta la mano, siendo por tanto de capital importancia.

Enfrentarse a una fractura de escafoides es siempre un reto por su complejidad funcional y por su particular vascularización intraósea. Todos los huesos del cuerpo reciben nutrición sanguínea arterial a través de una o varias arterias intraóseas para su normal funcionamiento; en el caso de una fractura, es primordial tener una buena vascularización para que se produzca de modo normal el proceso de consolidación. El escafoides tiene una vascularización principal con entrada en su polo distal, lo cual hace que en determinados tipos de fractura los fragmentos óseos puedan quedar desvitalizados y producir una ausencia de consolidación que denominamos pseudoartrosis.

Además, el objetivo debe ir más allá de una consolidación de la fractura sin más y buscar una consolidación anatómica (en situación igual a la de un escafoides sin fractura), dado que se trata de un hueso que forma parte de varias articulaciones y donde por tanto el más mínimo escalón articular tiene incidencia en la movilidad de la muñeca y mano.

Tipos de fractura de escafoides

Las fracturas de escafoides suelen clasificarse como criterio principal atendiendo a la localización anatómica donde se produce la misma, siendo la clasificación más usada la de Herbert. Son tres las localizaciones anatómicas que son asiento frecuente de fracturas:

• Tubérculo del escafoides: las de mejor pronóstico. Debido a la buena vascularización de esta zona del escafoides y la baja demanda de carga, suelen consolidar sin problemas y con buen resultado.

• Cintura del escafoides: son las más frecuentes. De modo global, tienen con tratamiento conservador (inmovilización con yeso) una tasa de consolidación del 85-90%, variable en función del tipo exacto de fractura y desplazamiento inicial de la misma.

• Polo proximal del escafoides: la de peor pronóstico por su mala vascularización, malos resultados con el tratamiento conservador (hasta un 40% de fracturas no unen sin tratamiento quirúrgico).

Tratamiento de las fracturas de escafoides carpiano

Las fracturas del tubérculo del escafoides y las fracturas no desplazadas de la cintura del escafoides pueden tratarse de modo conservador mediante inmovilización con yeso. Dada la vascularización del escafoides antes comentada, habitualmente requieren un período de inmovilización prolongado superior a las 6-8 semanas.

Las fracturas desplazadas de la cintura del escafoides y cualquier tipo de fractura del polo proximal del escafoides, deben tratarse de modo quirúrgico, realizando osteosíntesis (fijación) habitualmente con tornillo. Esta fijación podemos hacerla de modo percutáneo, sin necesidad de realizar cirugía abierta hasta el hueso, lo cuál acorta el periodo de recuperación y mejora el mismo. En estos casos es de suma utilizad la artroscopia de muñeca, con visualización directa de un modo mínimamente invasivo de la reducción anatómica (sin escalones articulares) del escafoides durante el proceso de fijación.

En cualquiera de los casos, el tratamiento de una fractura de escafoides debe ser individualizado al tipo de fractura y requerimientos del paciente, así como experiencia del cirujano. Una fractura no desplazada de la cintura de escafoides, por ejemplo, puede fijarse de modo percutáneo permitiendo la movilidad y recuperación casi inmediata para reincorporación laboral precoz.

Complicaciones de las fracturas de escafoides carpiano

• Pseudoartrosis: la más frecuente y temida. Presente en el 10-15% de las fracturas de la cintura del escafoides y hasta en el 40% de las fracturas del polo proximal. Significa la ausencia de consolidación de la fractura, manteniendo los bordes del hueso sin unir. Puede ser fruto de un tratamiento incorrecto de la fractura de modo inicial, subestimando la misma y realizando un tratamiento conservador con yeso en fracturas que debieran necesitar fijación rígida.

En la evolución natural de esta lesión, el escafoides se acorta y angula, alterando la biomecánica de la muñeca y provocando artrosis progresiva de distintas articulaciones de muñeca y mano. Para el tratamiento de estas lesiones suele ser necesario el aporte de injerto óseo que otorgue nueva “vitalidad” a una lesión sin capacidad de unión.

• Fractura-luxación carpiana: es una variedad donde la fractura de escafoides se asocia a una luxación carpiana con lesión grave de los ligamentos carpianos. Requiere una abordaje mucho más amplio que el de una simple fractura.

Si tiene una consulta concreta sobre un problema personal relacionado con una fractura de escafoides carpino, no dude en contactar y consultarnos su caso, estaremos encantados de ayudarle.